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The Merchant of Venice, 1597

Grandes comedias

Una de las grandes comedias de William Shakespeare, que tras ese formato esconde también lúcidas reflexiones acerca de la justicia (que es injusta llevada al extremo); y del riesgo (que es necesario asumir si se quiere triunfar). Todo ello con la forma inequívoca de un alegato racista antisemita, que fue utilizado propagandísticamente por los nazis en 1938.

Venecia. Famosa ciudad y puerto comercial del norte de Italia. Se nos cuenta la historia de un mercader que pide un préstamo a un usurero judío para financiar la petición de mano de una dama por parte de su mejor amigo. La maldad del usurero desencadenará un clímax en el que estará en juego la vida del mercader. Pero al final triunfarán la justicia, la bondad y el amor cristianos.

La figura del judío como encarnación del mal aparece previamente en el Barrabás de El judío de Malta (1589), de Cristopher Marlowe, dramaturgo contemporáneo de Shakespeare. Las condiciones del préstamo se encuentran ya recogidas en Il pecorone (ver Las alegres comadres de Windsor). Y la historia de los cofres, en la Gesta romanorum, compendio medieval de relatos tradicionales, de autor desconocido.

Todo comienza cuando Antonio, el comerciante veneciano que da nombre a la obra, se muestra triste. Sus amigos le preguntan el motivo: si se trata del peligro que corren sus barcos en alta mar, o si está enamorado. Pero él responde que no es nada de eso. Se trata de su propio carácter melancólico; aunque veremos que las preguntas de sus amigos no carecen de sentido.

Bassanio, queridísimo amigo de Antonio, le pide dinero para competir con los pretendientes de Porcia, rica heredera a la que ama y que vive en el castillo de Belmont. Antonio no dispone de efectivo porque toda su fortuna está en alta mar, pero sí tiene crédito en Venecia.

Porcia conversa con su doncella Nerissa. Se lamenta de que su padre, al morir, dejase tres cofres: de oro, de plata y de plomo, para poner a prueba a sus pretendientes. Los candidatos son un vacuo príncipe napolitano; un ceñudo conde palatino; el proteico francés Le Bon; el extravagante barón de Inglaterra Faulconbridge, cuyo idioma Porcia no entiende; un lord escocés, enemistado con el inglés; y un alemán borracho, sobrino del duque de Sajonia. Los seis caballeros rechazan la prueba de los cofres, de lo cual Porcia se alegra. Ella prefiere a Bassanio. Llegan noticias de la próxima visita de otro pretendiente: el príncipe de Marruecos.

Bassanio pide dinero prestado a Shylock, un prestamista judío, con Antonio como fiador. Shylock odia a Antonio porque es cristiano, pero sobre todo porque presta dinero gratis, haciendo así descender la tasa de la usura en Venecia. Antonio y Shylock discuten acerca de la legitimidad de cobrar intereses; Shylock recuerda a Antonio que le ha escupido e insultado en público. El prestamista propone al mercader que firme ante notario su pagaré, con la condición de que si no paga el día convenido (tres meses después), el castigo será una libra de carne del cuerpo de Antonio, cortada a placer por Shylock.

Launcelot, sirviente de Shylock, planea dejar la casa de su amo para servir a Bassanio. El padre de Launcelot, Gobbo, desea entregar un presente a Shylock, pero su hijo le aconseja dárselo a Bassanio, que acepta. Tanto el padre como el hijo son personajes cómicos representantes de las clases bajas y confunden las palabras al hablar.

Graciano, un amigo de Bassanio de carácter brusco, le pide viajar con él al castillo de Porcia. Por otro lado Lorenzo, también amigo de Bassanio, pretende raptar a Jessica, la hija de Shylock, para casarse con ella y convertirla al cristianismo. Se prepara un banquete en casa de Bassanio al que invitan a Shylock. Mientras, Lorenzo va a buscar a Jessica, que disfrazada de muchacho escapa de la casa de su padre llevándose el dinero y las joyas.

El príncipe de Marruecos ha de escoger entre los tres cofres del castillo de Porcia. El de oro lleva una inscripción que dice: «Quien me escoja ganará lo que muchos desean». El de plata, «Quien me escoja obtendrá tanto como merece». Y el de plomo: «Quien me escoja debe dar y aventurar todo lo que tiene». Uno de los tres cofres contiene el retrato de Porcia y el que lo encuentre será su marido. El príncipe elige el de oro y halla dentro una calavera con un mensaje que le recuerda que «no es oro todo lo que reluce».

Shylock descubre la huida de su hija y lamenta amargamente la pérdida de su dinero. Bassanio se embarca con Graciano al castillo de Porcia. Mientras, allí llega el príncipe de Aragón, que tiene que hacer el juramento de todo pretendiente, con sus tres condiciones: no revelar qué cofre eligió; no pretender en matrimonio a ninguna doncella en toda su vida si se equivoca de cofre; y marcharse en ese caso de allí. Opta por el cofre de plata y se encuentra con el retrato de un idiota. De nuevo el mensaje es que no se ha de escoger por la apariencia.

Llegan malas noticias para el bando cristiano: los buques de Antonio están naufragando. Shylock lo celebra mientras sigue lamentando la pérdida de sus riquezas y maldiciendo a su hija. Hace una defensa encendida de la venganza resaltando la condición de humanos tanto de judíos como de cristianos. Este famoso discurso («Si nos pincháis, ¿no sangramos?…») ha sido utilizado en ocasiones como recurso antirracista, si bien en su contexto es la justificación para cumplir el terrible contrato con Antonio.

Bassanio se encuentra ante los tres cofres, con una Porcia a su lado deseosa de que elija bien. Desdeña el oro y la plata por su apariencia y escoge el plomo por su sencillez. Así consigue a Porcia, que le entrega un anillo haciéndole prometer que lo llevará siempre. Graciano anuncia su compromiso con Nerissa. Llega una carta de Antonio para Bassanio: todos sus barcos han naufragado y ya sólo le queda morir a manos de Shylock. Porcia, al conocer la profunda amistad entre su amado Bassanio y Antonio, le insta a viajar para verlo antes de morir. Porcia se casa con Bassanio y Nerissa con Graciano.

A lo largo de la trama se pone en evidencia la concepción tan cercana en el mundo shakesperiano entre la amistad y el amor. Relaciones de amistad entre el mismo sexo como las que describe Shakespeare serían hoy etiquetadas como homosexuales y excluyentes. Bien al contrario, en las situaciones sentimentales de sus obras, el profundo amor entre dos varones o dos mujeres se hace perfectamente compatible con la pareja heterosexual, como en los casos de los Sonetos y Los dos nobles caballeros.

Shylock reclama justicia mientras acompaña a Antonio a la cárcel. Un amigo de Antonio llama a Shylock «inexorable perro», acusación que después vuelve a repetirse. Inexorable es traducido al castellano como «impenetrable a la piedad». Es decir, inflexible, inconmovible, sin compasión. Antonio espera su muerte con resignación, puesto que las leyes de Venecia dan la razón a Shylock y no acatarlas sería ruinoso para esa ciudad comercial, porque perdería credibilidad ante el mundo.

Lorenzo y Jessica, que están guardando el castillo de Porcia, conversan desenfadadamente con Launcelot.  Mientras, Porcia ha preparado un plan en el que le acompaña Nerissa: se disfrazarán de muchachos para salvar a Antonio, asesorados por un primo suyo abogado.

Sala de justicia. Preside el Dux (duque, primera autoridad) de Venecia. Shylock despliega toda su facundia elaborando magníficos discursos en defensa de su posición. Bassanio y Graciano le reprochan su maldad. Nerissa, vestida de ayudante de abogado, anuncia la llegada de Porcia, disfrazada de abogado. Porcia hace una alabanza de la clemencia, que adorna a los poderosos de bien. Shylock sigue en sus trece. Le ofrecen hasta tres veces el dinero que se le adeuda, pero no acepta. Porcia le autoriza a cortar el corazón de Antonio, pero justo antes de que eso suceda, le llueven al judío encima todas las demás leyes cristianas de Venecia.

Porcia anuncia que una ley ordena confiscar los bienes de los judíos que viertan una sola gota de sangre cristiana; además advierte que si no corta exactamente una libra, morirá por incumplir el contrato; y por si eso fuera poco, otra ley advierte que si un extranjero busca atentar contra la vida de un ciudadano, la mitad de sus bienes será para la persona contra la que ha conspirado, y la otra mitad para el Estado. Antonio solicita que dejen vivir a Shylock con su mitad para entregarla a su muerte a su hija Jessica y su marido. No obstante y para más inri, pide que se convierta al cristianismo. Una vez más, el malvado de la obra es quien merece nuestro respeto y admiración: los supuestos buenos son unos orgullosos petulantes y el verdadero humano es Shylock.

Porcia pide a su marido Bassanio (aún disfrazada) que le regale el anillo que ella misma le había entregado. Ante el consejo de Antonio, Bassanio entrega el anillo. Nerissa también hace entregar el suyo a Graciano. El asunto del desprendimiento de un anillo como metáfora de infidelidad aparece igualmente en A buen fin no hay mal principio.

En el castillo, Lorenzo y Jessica se declaran su amor a la luz de la luna rememorando historias de la mitología clásica: Troilo y Crésida, Píramo y Tisbe (representada dentro de Sueño de una noche de verano), Dido y Eneas, y Medea y Esón. Se trata de un reto lúdico de enamorados, seguido de una argumentada alabanza de la música por parte de Lorenzo. Llega Porcia con Nerissa justo antes que Bassanio con Graciano y Antonio.

Las dos esposas reprochan a sus maridos haber entregado los anillos. Porcia asegura que se acostará con el abogado y Nerissa con el ayudante (ellas mismas), si sus maridos no las guardan bien. De hecho añaden, mostrando los anillos, que ya se han producido tales hechos. Aunque a renglón seguido desvelan la verdad y además Porcia anuncia a Antonio que tres de sus barcos se han salvado. Lorenzo y Jessica reciben la buena noticia de la herencia de Shylock cuando muera. En un ambiente amoroso, distendido y ligero, termina la función.

Todos acaban felices, excepto Shylock, personaje que recibe un castigo ejemplar. Pero el genio de Shakespeare le ha vengado de sobras, convirtiéndole en el verdadero protagonista de la obra (que en 1598 también fue conocida como El judío de Venecia). La réplica brillante la da Porcia, fémina cuya representación del humano cabal e irónico supera a todos los demás personajes cristianos.

Aunque ya en 1969 Orson Welles filmó un proyecto parcialmente perdido y en 1973 Laurence Olivier encarnó a Shylock para la televisión, hasta la película de Michael Radford con el genial Al Pacino (2004) no ha habido un filme reseñable basado en esta obra.

Algunas de las sentencias que contiene la obra:

El mundo es sólo un teatro donde cada cual ha de representar su papel.

La reputación es el agobio de los tontos.

Están tan enfermos quienes indigestan de hartura como los que el vacío hace morir de hambre.

Referencias externas

Referencias externas

Ficha de la obra en Biografías y Vidas:

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/shakespeare/mercader.htm